CONTEXTUALIZACIÓN
Las obras de Tomás de Aquino pueden clasificarse en Seis géneros:
a. Comentarios (Sobre las Sagradas Escrituras, sobre Aristóteles, etc.)
b. Quaestiones Disputate
c. Quaestiones Quodlibetales (Cuestiones de cualquier cosa)
d. Summas
d.1. Summa contra gentiles
d.2. Summa Theologica
e.. Opúsculos. La Monarquía
f. Sermones
El fragmento objeto de comentario pertenece a la Summa Theologica, obra que se divide en tres partes: 1. De Dios en sí mismo (fragmento objeto de comentario), 2. De Dios como fin del hombre y 3. De Dios como redentor. Hablaríamos pues de una parte fundamentalmente teológica, otra antropológica y una final cristológica. Cada parte, a su vez, se divide en Cuestiones y cada cuestión contiene distintos Artículos. Los artículos responden todos a la misma estructura: Dificultades o argumentos ajenos y contrarios a sus tesis, Por otra parte o argumentos ajenos y a favor de sus tesis, Respuestas o exposición de su propia tesis y Soluciones o refutación de las Dificultades u objeciones. Tal método es dialéctico, en el sentido de que se trata de ejercitar el arte de la discusión, en el que lo importante es la correcta disposición de los argumentos con vistas a la prueba.
Tomás de Aquino es un pensador instalado en un medio ambiente intelectual del siglo que reúne las siguientes características.
a. Se fundan las primeras universidades: París, Bolonia, Oxford...
b. Se incorporan a las mismas las ordenes religiosas mendicantes: franciscanos y dominicos. Estas dos órdenes configuran diferentes actitudes intelectuales: en la primera domina el impulso místico, el seguimiento de Cristo en la simplicidad evangélica; en la segunda se cultiva la capacidad racional orientada a intervenir en la conversión de la sociedad. La orientación franciscana está representada por Alejandro de Hales y San Buenaventura, mientras que por el lado dominico encontramos a Alberto Magno y Tomás de Aquino.
En este contexto Tomás de Aquino se encuentra con la afluencia de textos del pensamiento clásico, posibilitada por los nuevos métodos de enseñanza de las universidades, forzadas a planteamientos más rigurosos y racionales. El descubrimiento de las obras de Aristóteles fue un hecho crucial en la vida intelectual del aquinate. Llevará a cabo la asimilación de sus obras, señalando lo que cree sus deficiencias y dando una nueva interpretación a sus principios; siempre con el objetivo de lograr la gran síntesis entre filosofía y teología, conocimiento natural y sobrenatural, razón y fe, política e Iglesia, en definitiva, entre pensamiento racional y revelación cristiana.
Así reflexionó en torno a los grandes problemas que preocupan a los pensadores de la Edad Media: el problema de las relaciones entre la Razón y la Fe, la cuestión de la demostración de la existencia de Dios y el tema de los universales. Tomás de Aquino afrontó cada uno de tales problemas y halló soluciones caracterizadas por el equilibrio de sus respuestas frente a las posiciones radicales o extremas.
Sus vías para la demostración de la existencia de Dios encuentran en Aristóteles (1,2 y 3) y Platón (4 y 5) un terreno fértil en el que se inspirará el aquinate.
En el caso del problemas de las relaciones entre Fe y Razón defendió una posición semirracionalista frente al irracionalismo fideísta que negaba el valor del razonamiento y a las posiciones racionalizantes que anulaban el misterio haciendo de la fe algo superfluo. También se opuso a las corrientes averroistas que defendían la teoría de la doble verdad. Para Tomás de Aquino la Verdad es única y la Fe y la Razón colaboran para llegar a su descubrimiento.
Así pues, pueden señalarse tres maneras de abordar la relación entre Fe y Razón:
1. Fideísmo irracionalista. Su representante es Tertuliano y su expresión “Creo porque es absurdo”. Las visiones reveladas del Xtmo hacen superfluo todo otro tipo de conocimiento. Existe una contradicción entre la Revelación y la Razón. La filosofía y la Teología son enemigas y la primera es considerada como dañina y perjudicial para la segunda. Las verdades de Fe son irracionales y antinaturales.
2. Racionalizante. Gnosticismo. Todo puede ser razonado. No existe el Misterio. La salvación puede ser alcanzada por el saber, la Fe es cosa superflua y propia de ignorantes. Las verdades de Fe son, todas ellas, racionales.
3. semirracionalista. La filosofía de Tomás de Aquino. Razón y Fe son distintas, pero colaboran armónicamente para alcanzar la Verdad que es única.
El problema de los universales lo resolvió mediante un realismo moderado que contrastaba con el realismo extremo y su opuesto, el nominalismo.
Desde un punto de vista histórico, digamos, en primer lugar, que la filosofía de Tomás de Aquino mantiene una estrecha relación con su época. Esta filosofía refleja o resume fielmente la cultura y el espíritu de su tiempo, el siglo XIII. El pensamiento del aquinate puede ser interpretado como una fundamentación filosófica de la concepción del mundo y de la vida del hombre medieval. Y es que Tomás de Aquino construye un edificio intelectual e ideológico en el que todo queda explicado, en el que cada cosa encuentra su lugar lógico, y en donde Dios juega un papel clave, como fundamento del mundo y del hombre, y como referencia última del conocimiento y de la acción, tanto moral como política.
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