Una breve reflexión y una cita.
No cualquier tiempo pasado fue mejor. Rechazo cualquier proyecto vital que
reivindique un paraíso perdido o una edad de oro que exija volver la vista
atrás, rechazar el presente y sumergirse en un pasado ficticio. No a la idea de
situar dicho paraíso en el futuro. Sea en su forma religiosa o ideológica. Las
revoluciones exigían el sacrificio del presente en el altar de una esperanza
codificada en la necesidad histórica. El mesianismo laico se ha edificado sobre
el crimen y el sufrimiento humanos. Así que ya no
puedo sino "estar en contra". ¿De qué? Me permito la licencia de
traer aquí un texto de Roman Gary y un blues en el que alojarlo:
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