1. Nota histórica acerca del "Prólogo"
Kant publica por primera vez su obra Crítica de la razón
Pura en 1781. Se sabe que esta obra no obtuvo ni el éxito de
público ni de la crítica que su autor esperaba de inmediato;
muy al contrario, su publicación desató toda una oleada de
indignación entre los ambientes filosóficos dominantes, sobre
todo en los racionalistas. Advirtiendo que esta actitud de
rechaza era el fruto de una mala interpretación, a la cual
habría que añadir la complejidad de su contenido doctrinal y
lo desafortunado de un estilo farragoso y excesivamente denso
o no demasiado bien elaborado, Kant se dispuso a escribiar
otra obra que resumiera con mayor claridad sus ideas. La
tituló Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera
plantearse como ciencia (1783). Mas tarde, en 1787, y
aprovechando la 2ª edición de la KRV, Kant escribe un segundo
prólogo, gran parte del cual constituye el texto a comentar.
¿Qué añade este segundo prólogo en relación al primero?
Desde luego, y desde el punto de vista de la doctrina, no hay
ningún cambio sustancial; sin embargo Kant aprovecha esta
segunda edición para facilitar al lector la comprensión de la
obra y adelantar en el mismo la idea última de su doctrina:
El Idealismo transcendental.
2. Contextualización de la KRV
La biografía intelectual de Kant se puede dividir en dos
grandes períodos: sus escritos anteriores a 1770 constituyen
la fase precrítica, de clara inspiración racionalista,
abarcando una gran variedad de temas, incluido su interés por
la física de Newton. Después de 1770 viene un período de
silencio que dura once años, y tras los cuales publica la KRV
en 1781. Inaugura esta obra lo que se conoce como fase
crítica. Kant se propone responder a varias preguntas que
estructuran todo su pensamiento crítico, a saber:
a) ¿Qué puedo saber?
b) ¿Cómo debo actuar?
c) ¿Qué me cabe esperar?
Para contestar a estas preguntas escribe: La Crítica de
la Razón Pura, La Crítica de la Razón Práctica y La religión
dentro de los límites de la mera Razón.
Frente a la KPV que es una obra de Etica, la KRV se
presenta como una reflexión acerca de los límites y validez
del conocimiento científico, situándose en una posición
intermedia entre el Racionalismo y el Empirismo.
¿Qué es, pues, la KRV? Es, dicho brevemente:
a) Una teoría del conocimiento, síntesis superadora del
racionalismo y del empirismo.
b) Es también una fundamentación de la ciencia (matemáticas y
física).
c) Es una crítica de la Metafísica tradicional.
3. Kant en el marco de la Historia de la filosofía y de
su época
El planteamiento filosófico kantiano se encuentra
vinculado a la Ilustración, que a su vez entronca con la
actitud cartesiana que comenzó a gestarse en el Renacimiento.
Kant se sitúa en la corriente que busca fundamentar la
autonomía del hombre, la cual encontrará en la razón su
instrumento emancipador, y la autonomía de la ciencia frente
a otros tipos de saber.
Su filosofía se conoce con el nombre de Idealismo
transcendental; una filosofía crítica que se opone tanto al
dogmatismo racionalista como al escepticismo empirista.
Kant critica al racionalismo que no tenga en cuanta la
experiencia sensible y considere posible conocer teóricamente
la realidad en sí misma. Y al empirismo el que niegue el
carácter universal y necesario, que según Kant, debe
caracterizar al conocimiento científico. La cuestión, ¿qué
puedo conocer? significa, respecto a estas corrientes
filosóficas, una reflexión acerca de los límites, puesto que
la capacidad de nuestra razón no es ilimitada (frente al
racionalismo), y acerca de las posibilidades, puesto que
algunas tenemos (frente al escepticismo empirista). Así pues,
frente al racionalismo que sólo admite a la razón como
instrumento que fija los criterios de validez de nuestros
juicios, y frente al empirismo que presenta a la experiencia
como juez supremo, el Idealismo kantiano señala la
interdependencia experiencia‑sujeto, pues como él mismo dice:
"No hay duda de que todo nuestro conocimiento
comienza con la experiencia...no por eso procede todo él de
la experiencia..." ("Estética transcendental")
Podríamos concluir este apartado señalando que la obra
kantiana constituye una pequeña recapitulación de la Historia
de la Filosofía. Kant, en efecto, actualiza y aprovecha
muchos conceptos de la tradición filosófica, pero dándoles en
todo momento un sello propio y original. Sus logros saltan a
la vista; no sólo supera a racionalistas y empirista, sino
que saca a la Metafísica del callejón sin salida en que se
encontraba por obra del empirismo y del escepticismo.
Reflexiona sobre un nuevo tipo de racionalidad que propugna
la salida del hombre de su minoría de edad y se atreva a
pensar por sí mismo en base a los valores supremos de la
razón y de la libertad. No es de extrañar que se
entusiasmaras con la revolución francesa, el acontecimiento
social y político más importante de su tiempo, un
acontecimiento que había sido preparado ideológicamente por
la Ilustración.
5. Kant y Hume
David Hume (1711‑1776) limitó el conocimiento humano a
los confines de la experiencia. Así, se le negó validez a los
conceptos universales y necesarios. Lo real es sólo lo
empírico. El hombre no puede conocer realidades universales y
necesarias, lo limita su propia experiencia. Según Hume, los
juicios de la ciencia no son universales ni necesarios, son
por tanto sintéticos a posteriori. P. ej., el principio de
causalidad, que constituye la base de la ciencia, no revela
que realmente haya una conexión necesaria entre los
fenómenos, entre lo que denominamos causa y lo que
denominamos efecto. La experiencia lo único que muestra es
una sucesión constante causa‑efecto, basada en el habito o
costumbre.
Estas afirmaciones de Hume eran para Kant peligrosas,
pues ponían en entredicho el valor de la ciencia y amenazaban
el progreso intelectual de la humanidad.
Kant piensa, frente a Hume, que el principio de
causalidad es sintético a posteriori, es decir, universal y
necesario. Una ley que el entendimiento aplica a todos los
fenómenos de la experiencia.
Kant, pues, acepta de Hume, que la experiencia nunca
puede ser el fundamento de juicios universales y necesarios,
ya que sólo muestra que las cosas son así de hecho. Sin
embargo, acusa a Hume de haber confundido el principio de
causalidad con las leyes particulares de la física. Está
claro que una ley particular como "los cuerpos son dilatados
por el calor" es sintético a posteriori, pero no ocurre lo
mismo con el principio general "todo efecto tiene una
causa". Un contraejemplo puede invalidar la primera pero
nunca el segundo.
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