F. Nietzsche. Conceptos.
APOLO Y DIONISOS
DIONISOS. Símbolo fundamentale en la filosofía de Nietzsche, representa las fuerzas irracionales, profundas, oscuras, de la vida y de la muerte, del placer y del dolor, el sexo, la embriaguez y, en definitiva, todos aquellos estados orgiásticos en los que el hombre su individualidad y se funde con el cosmos, abrazándose con la totalidad del ser. Para Nietzsche, supone la absoluta afirmación de la vida, a pesar de lo enigmática y dolorosa que pueda ser. Se contrapone al símbolo APOLO: metáfora del orden y la mesura, del equilibrio.
EL SUPERHOMBRE
No es, desde luego, la raza aria, ni la bestia rubia de los nazis, ni una especie de supermán americano: no es el hombre actual súper-dimensionado, sino aquel capaz de sumergirse en el fondo dionisíaco de las cosas, en la multiplicidad y en el devenir. Es aquel capaz de soportar, sin enloquecer, la muerte de Dios. No está claro si es una esperanza, algo por venir, o una realidad que existe de forma oculta y que sólo espera el momento idóneo para manifestarse.
LA MORAL
Nietzsche propugna una alternativa a la moral tradicional, una transmutación de todos los valores. Así, a la noción de culpa opone la de inocencia. Frente a los conceptos de arrepentimiento y perdón, opone el olvido. Contra la compasión, defiende la necesidad de dureza y de crueldad inclemente con los parásitos, con aquellos que no aman y que, sin embargo, viven del amor. Frente a la moral plebeya de la igualdad, predica una moral aristocrática de la diferencia, basada en la distancia infinita y eterna que existe entre hombre y hombre; esta es una moral natural, y no contranatural ; una moral de la pasión, y no de la razón ; una moral de verdaderos individuos, y no del rebaño ; una moral de señores, y no de esclavos, una moral jerárquica, y no niveladora ; una moral, en definitiva, que no es sino la autodisciplina de una voluntad poderosa orientada a la creación de nuevos valores.
Nietzsche afronta el tema de la moral desde el punto de vista del psicólogo que sospecha y recela que tras los grandes valores se encuentra siempre la bajeza. De esta forma la conciencia moral no sería sino la interiorización del instinto de crueldad; en el ascetismo ve la única salida que le queda al degenerado que es incapaz de imponerse a sí mismo equilibrio y degeneración; en las virtudes ve defectos y vicios encubiertos, el refinamiento de bajas inclinaciones y malas pasiones: la generosidad no es más que vanidad, la gratitud es servilismo, la lealtad y la fidelidad no son más que pereza, la humildad es orgullo refinado, etc. La moral cristiana expresa el odio mortal a la vida, la impotente voluntad de poder de los débiles, el resentimiento de los enfermos, la rebelión de los esclavos y, en definitiva, el espíritu de venganza de los fracasados contra lo sin individuos que son grandes, fuertes, nobles y triunfantes. Este movimiento contranatural y diabólico comienza con el judaísmo y alcanza su plenitud con el cristianismo, que es una moral de esclavos, una religión no del amor sino del odio, del odio a la vida.
Nietzsche propugna, como alternativa a la moral tradicional, una transmutación de todos los valores: así, a la noción de culpa opone la noción de inocencia, a la de arrepentimiento y perdón, el olvido; contra la compasión defiende la necesidad de violencia y crueldad con los parásitos, con aquellos que no aman y que, sin embargo, quieren vivir del amor. Frente a la moral plebeya de la igualdad, predica una moral aristocrática de la diferencia, basada en la distancia infinita que existe entre hombre y hombre. Es esta una moral natural y no contranatural; una moral de la pasión y no de la razón, un moral de individuos y no de rebaño; una moral de señores y no de esclavos; una moral que no es otra cosa que la autodisciplina de una voluntad poderosa orientada a la creación de nuevos valores.
NIHILISMO
1. El teísmo es una forma de nihilismo (Nihilismo latente). Los valores que se inspiran en Dios, en el ser entendido como unidad y permanencia, tal y como es pensado por la ontología clásica, son valores falsos y mentirosos. El ser, Dios, es nada, es la nada divinizada, una máscara de la nada, un espejismo en el desierto de la nada. Estos valores, encubren, según Nietzsche, Nihilismo.
2. El ateísmo moderno (humanista) no es sino una manifestación del nihilismo latente que el teísmo llevaba dentro de sí (Nihilismo pasivo). Es un ateísmo pasivo de la muerte de Dios. El mundo moderno sustituye a Dios por otro: el hombre. Y sustituye la religión, como culto a Dios, por distintas formas de culto al hombre: la política, la ciencia, el arte. Así la figura del sacerdote deja paso a otros tipos humanos: el político, el moralista, el científico o sabio, el artista o genio...Para Nietzsche, el hombre en general y estos tipos humanos, en particular, son ídolos, residuos de Dios o dioses seculares, con los cuales hay que acabar desde un ateísmo consciente y activo. Muere Dios, pero el culto persiste.
3. El nihilismo que la tradición cultural de occidente guardaba como secreto sale a la luz, se hace público (Nihilismo manifiesto). Se trata ahora de una falta de ideales y de valores, de una mezcla de pereza y de fatiga que conducen a la inercia, a la pasividad. Sin fuerzas, sin voluntad, ya sólo se pretende sobrevivir, durar más tiempo. El escepticismo, el relativismo, la mediocridad y mezquindad burguesas, el vacío de sentido, la falta de coraje, la indisciplina, el tedio y el aburrimiento, son los rasgos, que según Nietzsche, exhibe, y no por casualidad, dicho suceso. Es la impresión que “el loco” saca tras su constatación en la plaza pública”.
4. Nietzsche es nihilista. Pero no debe confundirse el nihilismo de Nietzsche con el nihilismo de la tradición. El nihilismo de la tradición es pasivo y decadente, el de Nietzsche es activo y ascendente. Su crítica, su gran negación, deja paso a un Sí superior. Si niega los valores de la tradición, si los golpea con el martillo, es para mostrar que son nada. Pero la tarea aun no ha concluido. Ahora hay que crear nuevos valores, aquellos que se derivan de concebir el ser como vida, es decir, como multiplicidad y movimiento. Es esta la tarea del Superhombre anunciado por Zaratustra.
En Humano, demasiado humano Nietzsche se pregunta: No se pueden invertir todos lo valores. En la Gaya ciencia, el hombre loco profetiza: la secuela más revolucionaria de la muerte de Dios es un “andar errantes por una nada infinita”. ¿Qué significa nihilismo? Que los supremos valores se devalúan. Para Nietzsche el nihilismo sobreviene por una necesidad histórica. Proviene de lo supremos valores, porque el nihilismo es la conclusión final de la lógica de los grandes valores e ideales. Y esto porque los valores e ideales del hombre no existen por sí mismo. Son productos de la invención y creación humanas. Ahora bien, son falsamente proyectados en la esencia de las cosas, cuando en realidad se han ido fabricando según las necesidades de la vida. Con Sócrates y Platón los valores se convierten en cosas en sí desligándose de aquello por lo que surgieron. Hasta que llega el momento en qué las necesidades vitales que los forjaron caen en el olvido. Se convierten en expresiones de hostilidad a la vida, en una palabra: de decadencia, un institnto de negación de la vida. Tras esos valores no hay nada. Ya no sirveen. Es este el nihilismo resultado de una tradición histórica, el cual no debe aplazarse, al contrario, hay que sostenerlo e imponerlo. El nihilismo se vuelve entonces activo, demostrando que todo lo que se había tenido por verdadero, bueno y bello, es una pura ficción. El nihilismo no es ya resultado sino actitud ante la realidad. Pero, toda esta negación es un tránsito hacia una gran afirmación, hacia una pluralidad de afirmaciones.
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